El New York Tribune del decenio de 1880 se contaba entre los periódicos diarios más progresistas de los Estados Unidos. Su personal recogía las noticias por medio del recién inventado teléfono; las escribía rápidamente en la flamante máquina de escribir; y las imprimía rápidamente en una de las más avanzadas prensas de cilindro de entonces.
No obstante, quedaba un cuello de botella que impedía el paso de las noticias del redactor al lector. Como todos los demás periódicos y editores de libros, el Tribune componía a mano todas las líneas de tipos, letra por letra. Este método había servido al mundo más de 300 años, pero ya estaba lejos de ser adecuado para llevar con rapidez las noticias a una metrópoli de más de dos millones de personas.
Varios inventores habían visto la ventaja que se obtendría con un cajista mecánico. En 1876, uno de ellos llevó su máquina inconclusa a un fabricante de instrumentos científicos de Baltimore. Se la entregó a Ottmar Mergenthaler, joven que pronto habría de convertirse en ciudadano norteamericano, y que había llegado desde su nativa Wurttemberg, Alemania, para trabajar en el taller. Aunque carecía de conocimientos prácticos de impresión, Mergenthaler decidió construir un cajista mecánico de su diseño propio.
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Ottmar Mergenthaler |
La primera máquina era torpe y sin verdadera utilidad. Sólo al cabo de varios años de trabajo acertó Mergenthaler con un diseño tan eficaz, que sigue sin cambio en lo fundamental hasta hoy. El linotipista oprimía unas teclas, parecidas a las de una máquina de escribir. Unos moldes metálicos permanentes, uno para cada letra, caían en una fila. Se inyectaba metal fundido a los moldes, donde se endurecía en el acto para formar una línea de tipos. La máquina funcionaba con rapidez seis veces mayor que la de un hombre que compusiera los tipos a mano. Y el tipo siempre estaba nuevo y claro porque, una vez que se usaba, se volvía a fundir y se vaciaba de nuevo. Mergenthaler ideó también la forma de espaciar las letras y las palabras, de tal manera que todas las líneas de la impresión fueran de igual longitud.
El New York Tribune mostró interés por el "Lynotype", como pronto se llamó la máquina. El primero se instaló en la sala de composición de tipos de ese periódico en julio de 1886. Otros periódicos y editores de libros y periódicos pronto adoptaron el linotipo. Los cajistas manuales temían la introducción de un cajista mecánico, hasta que vieron que podrían aprender a manejarlo.
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Mergenthaler haciendo pruebas en su Linotipo |
Mergenthaler, que vivió solamente trece años después de perfeccionar el linotipo, tiene el crédito de haber producido la mayor revolución en el ramo de la impresión, desde que se inventó este arte. Ahora se dispone de máquinas que componen el tipo con base en un procedimiento fotográfico, y que acaso algún día reemplacen al invento de Mergenthaler, si pueden reducirse el costo y el tiempo que se emplean en el procedimiento. Mientras tanto, en los Estados Unidos, casi todos los 1,700 periódicos diarios y los 8,000 semanarios, usan máquinas fabricadas sobre el modelo de Mergenthaler, o derivadas de éste, para no hablar de centenares de editores de libros y revistas.
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