lunes, 27 de enero de 2014

12 Inventos que Cambiaron el Mundo: El barco de vapor

Al igual que el pasado año, en el que tuvimos una serie de posts mensuales (para mantenerme en forma con el blog) sobre personajes influyentes en el mundo del Sostware Libre y el Open Source; me pareció interesante traer de papel a digital una serie de folletos que poseo desde que tengo memoria, que se titula 12 Inventos que Cambiaron al Mundo.

Desconozco el origen, autor, editora y cualquier otro detalle acerca de estos folletos. Lo único que he visto de ellos "googleando" es que alguien tenía algunos ejemplares a la venta en mercadolibre.com. En cuanto a los que tengo, como ya les mencioné, los poseo desde que tengo uso de razón, y presumiblemente pertencían a mi padre. En mi posesión tienen aproximadamente 18 años.

Todos y cada uno de los folletos comienza con esta introducción, por lo que solo la colocará en este primer post:
Este es uno de doce inventos americanos que han iluminado al trabajo humano y ayudado a difundir conocimiento, que ha estimulado el comercio y la comunicación, o ha traído a los hogares una forma maravillosa de entretenimiento. Aunque algunos son de principios del siglo pasado, todos son utilizados ahora en su forma original o un tanto modificada.
Pocos inventos son completamente originales. Sin embargo, estos doce son sin duda americanos, por lo menos en el sentido de que su uso práctico o comercial les fue dado por ciudadanos de los Estados Unidos.
Los triunfos del pasado como los del presente son, como lo dijo el gran científico de Argentina, Bernardo Houssay, "realmente sueños infantiles convertidos en realidad a pesar de que alguna vez hayan parecido utópicos o inalcanzables".
Por supuesto que cuando menciona en el primer párrafo principios del siglo pasado, se refiere al siglo XIX, pues los folletos son del siglo XXI.

El Barco de Vapor

Mucho antes de que el escocés James Watt perfeccionara el motor de vapor en 1769, algunos hombres dotados de ingenio habían tratado de impulsar los barcos por medio del vapor. No fue hasta cerca de cuarenta años después que apareció el motor de Watt, sin embargo, cuando un barco de vapor pasó la prueba del servicio comercial de pasajeros. El hombre que lo trazó, y que por tanto llegó a ser conocido como padre de la navegación por vapor, fue un norteamericano de variadas aptitudes: fabricante de armas de fuego, ingeniero, retratista, pintor e inventor.

Hijo de un inmigrante irlandés Robert Fulton nació en Pennsylvania, un decenio antes que los Estados Unidos alcanzaran su independencia. A los catorce años de edad, ideó un mecanismo para impulsar un barco con ruedas de paletas. Aunque era todavía muy joven, pasó a Europa y allá permaneció veinte años, ganándose la vida con sus pinturas. Durante este tiempo, obtuvo patentes en Inglaterra para una máquina excavadora y un sistema de elevar los barcos de un nivel de agua a otro sin emplear esclusas. También presenció el buen éxito de un remolcador movido por vapor, construido por William Symington, de Escocia; fabricó un submarino para la marina francesa, y puso a prueba, con mal resultado, un barco de vapor en el río Sena.

Imagen: es.wikipedia.org
Al volver a Nueva York, Fulton volvió a tomar entre manos el problema de la navegación de vapor. Un constructor de barcos suministró una embarcación de cuarenta metros de largo y alrededor de seis de ancho, con dos metros de calado y desplazamiento de 160 toneladas. Un par de ruedas de paletas a los lados se conectaron a un motor de vapor construido en Inglaterra según los datos del inventor por Boulton and Watt. El motor tenía un cilindro de 61 centímetros de diámetro y un émbolo de 1.2 metros de largo. La labor clara y particular de Fulton estuvo en calcular la función total que habría de realizar el moto, la eficacia de las ruedas de paletas de diversas formas, y la resistencia del casco en el agua.

Fulton anunció una prueba de su Clermont para el 17 de agosto de 1807. Una multitud se congregó a orillas del río Hudson, en Nueva York. El humo brotaba de la chimenea y el barco avanzó lentamente --luego se detuvo. En poco tiempo, Fulton hizo que el motor estuviera en marcha otra vez, y la nave recorrió 240 kilómetros río arriba, hasta Albany, en treinta y dos horas. Los viajes ordinarios con pasajeros que comenzaron unos cuantos días después, convencieron aun a los más incrédulos de que la navegación de vapor era ya más que un sueño.

Imagen: es.wikipedia.org
Fulton cometió algunos errores al trazar su nave, pero comprobó que los motores marinos tenían que ser más potentes de lo que por anteriores experimentos se había pensado. Y su buen éxito estimuló a otros a construir --primero barcos fluviales, luego buques de vapor para servicio transoceánico. Las naves poco a poco se hicieron de mayor tamaño. Los dos primeros barcos transatlánticos de vapor construidos en los Estados Unidos, terminados en 1847, tenían, cada uno, un desplazamiento diez veces mayor que el del Clermont. Paulatinamente, los cascos de hierro o acero reemplazaron a la madera y durante los decenios de 1840 y 1850, la hélice propulsora substituyó a la rueda de paletas, menor en los barcos fluviales.

Durante muchos años después de la muerte de Fulton, ocurrida en 1815, el barco de vela de la historia y la leyenda siguió superando al de vapor en velocidad y economía de funcionamiento. Pero los buques de vapor ofrecían las ventajas de los planes de viaje regulares y seguros, y, al aumentar de tamaño, de enorme capacidad de carga y pasajeros. Ya para 1870, los mástiles habían dejado el paso casi por completo a las chimeneas. En todas las rutas del mundo, por agua, los buques de vapor forjaban ya su historia y su leyenda propias.

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